Psicología del caballo: un conocimiento imprescindible para todo criador o jinete.
Ahora vamos a profundizar sobre la psicología del caballo. Hablaremos acerca de las reacciones que tienen los caballos frente a los estímulos que nosotros les propiciamos.
Cuando se encuentran en un ambiente doméstico, los caballos son introducidos a espacios ajenos a su naturaleza. Estos son lugares donde pueden tener molestia, temor y llegar incluso al pánico. Por otro lado, al ser montados, sus jinetes amazonas no siempre tienen un “buen criterio” para impartir órdenes, de tal forma que el caballo se confunde y puede reaccionar de forma muy hostil.
Como criadores y/o jinetes es imprescindible que conozcamos a fondo sobre etología y psicología del caballo. Mucho va a depender de esto el bienestar de nuestros caballos y la respuesta favorable que den a nuestros requerimientos.
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Cuando están pastando, los caballos delimitan imaginariamente a su alrededor un área de seguridad personal. Esta zona incluye un diámetro aproximado igual a la longitud de dos caballos. Acá solo puede ingresar alguien que comparta vínculos familiares, de amistad, por juegos o por aseo mutuo.
Cuando inicia nuestra relación con un caballo solo podremos ingresar a su zona de seguridad si no somos vistos como depredadores. Es así que debemos presentarnos con una posición corporal baja y sin mirarlo de frente. Daremos dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás de forma que nos acerquemos muy lentamente. Debemos prever un tiempo considerable para esta acción. Necesitamos tener mucha calma y paciencia. Es mejor esperar hasta que el caballo nos permita el acercamiento, así un buen resultado será mucho más duradero.
Es importante considerar que aunque un caballo esté domesticado y adiestrado nunca perderá sus temores naturales ni sus mecanismos instintivos de huida. Lo que para nosotros es normal y pasa desapercibido, para los caballos puede ser motivo de una reacción inesperada u hostil.
Cuando nos acercamos por detrás es bueno hablar y hacer notar nuestra presencia porque el caballo podría reaccionar con una coz que para él solo será una reacción defensiva.
Para entender las reacciones de los caballos debemos intentar pensar como ellos, solo así disminuimos las sorpresas desagradables o peligrosas.
Clima
Los caballos se ponen nerviosos con las tormentas en especial si son eléctricas. Debemos tener mucho cuidado en el material que utilizamos para separar paddocks o potreros, para que en una eventual huida no se lleguen a hacer mayor daño.
En días despejados y soleados de invierno están predispuestos a la actividad, incluso se revuelcan en la nieve para rascarse y juguetear. En cambio en días calurosos y secos de verano suelen estar desanimados por el exceso de calor y los molestos insectos que les abruman. Cuando salgamos a cabalgar habrá que tomar en cuenta el clima y la predisposición del animal a trabajar durante largas jornadas.
Vivienda
Los caballos son atletas que les gusta pastar en grandes extensiones abiertas por lo tanto no es buena idea encerrarlos en un establo de pocos metros cuadrados. En ese estado de soledad y aburrimiento no es difícil que acaben desarrollando los llamados “vicios de cuadra”. Si por razones de falta de espacio exterior, seguridad o facilidad en el manejo, llegamos a estabularlos, deberán poder salir a pastar la mayor parte del tiempo y por otro lado los establos deben diseñarse de tal manera que causen el menor estrés. Puedes ingresar a este artículo para ver algunas características de un establo con el mínimo de efectos negativos.
Remolques
Los vehículos para trasladar caballos les generan también mucha ansiedad. Son sitios muy pequeños, oscuros, cubiertos y en movimiento. Es posible preparar a los caballos para que poco a poco pierdan el miedo a estos espacios. Aquí les dejo un video de Michael Peace quien tiene una muy buena técnica para este efecto.
Objetos extraños
Se dice que los caballos “huelen” el peligro. Son extremadamente sensibles a objetos desconocidos y lo más común es que eviten pasar por charcos, corrientes de agua o puentes. En carreteras las líneas pintadas y las rejillas del alcantarillado suele darles temor. Lo mismo ocurre con objetos como papel o plástico que al ser levantados por el viento pueden ocasionar un gran susto al caballo.
Como decíamos anteriormente nunca se volverán insensibles a ciertos elementos que salen de su ambiente natural, pero sí podemos disminuir las reacciones violentas realizando un proceso cauteloso y pausado de acercamiento a estos objetos extraños hasta que su presencia se “normalice”.
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Referencias bibliográficas:
Luz Aguilar Espinosa (2008). “El caballo: características, educación y cuidados”
Jo Bird (2004). “Cuidado natural del caballo”